domingo, 19 de noviembre de 2017

La farsa y los trileros I


La farsa y los trileros es una novela histórica, que tiene más de historia que de novela. Los personajes apenas son una excusa para hablar de una época de la historia de España, como es la Guerra Civil, y soltarte algunas anécdotas curiosas (aunque no sé si todas ciertas). Por un lado está bien a mi gusto porque me gusta aprender esas cosas de un libro, pero por otro, no acaba de satisfacer del todo su lectura, porque se hace cansina al vendértelo como una novela, incluso un thriller.
La historia nos cuenta la vida de Bernat, un niño que vive en Barcelona en mitad de un ambiente anarco-sindicalista en los años previos a la segunda República. Sus padres entonces deciden enviarlo a Perpignant a seguir los estudios para alejarlo de dichos ambientes, y allí precisamente se encuentra la influencia opuesta, mediante unos estudiantes de medicina fieles a la doctrina de Primo de Rivera. Bernat acaba también convencido, y gracias a sus dotes memorísticas, poco a poco va introduciéndose en la Falange y subiendo escaños mientras le van facilitando todo. Incluso trabaja de intermediario en las relaciones entre España y Alemania, con Franco y Hitler de por medio.

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También se nos introduce la historia de dos trileros, el Chato y el Peret, que después de unos problemas en Barcelona y Madrid, se van al sur a alistarse voluntariamente en la legión. No se vuelve a saber nada de ellos.

El ritmo de la novela es cambiante. Algunos episodios de la vida de Bernat se cuentan de una volada, y al final acaba ralentizando tanto que resulta lento de más, lleno de anécdotas que sobran y hacen que la cosa no avance. Algunos episodios incluso son contados varias veces de pe a pa desde distintos puntos de vista; si ya lo hemos leído una vez ¿qué necesidad de leerlo veinte páginas más adelante otra vez?
Los personajes sin profundidad ninguna. Bernat es solo una marioneta con suerte al que todo le viene de perlas, lo adoran sin sentido, le depositan una confianza inusitada y no le pasa absolutamente nada. Ni siquiera los flirteos con distintas muchachas (con las que también tiene una flor en el culo) te hacen preocuparte por su sino en el tema del amor pues da la sensación que podría estar con quien quisiese con solo chasquear los dedos. El personaje apenas interioriza ni se cuestiona sus ideales, algo que la verdad yo estaba esperando porque el libro lo pide a voces para no sentirte inmerso en una propaganda fascista (que no digo que lo sea, eh). Y los otros personajes que tienen sus capítulos propios al principio y parece que iban a compartir protagonismo con Bernat, desaparecen y no se vuelve a saber nada de ellos; y eso que el título del libro hace más alusión a ellos.
Se supone que este es el primero de una tetralogía y aparecerán más adelante, a lo mejor aportando algo más de intriga, quién sabe. Esto también hace que el libro acabe de una manera demasiado brusca, sin buscar la intriga ni el interés, sino como el que deja el libro a mitad de un capítulo sin más.

En fin, le deseo más suerte en la continuación si consigue sacarla adelante, pero no creo que cuente con mi tiempo.

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