jueves, 30 de noviembre de 2017

Your name

Pocas veces en occidente se le da la oportunidad al cine de animación (y a casi cualquier tipo de cine ya sea dicho de paso) proveniente de la tierra del sol naciente. Menos aún cuando ésta insiste en seguir siendo en 2D, cuando ya estamos más que acostumbrados a la animación por ordenador. Y sí, Pixar, Disney y Dreamworks hacen obras maestras (especialmente la primera), pero los japoneses también saben de eso, y en muchas ocasiones superan a las otras en casi todos los aspectos: técnica, imagen, ritmo, intención, profundidad, música...
Este es el caso de esta película, Your name, la cual llegó a mis oídos primero porque hablaban maravillas de su banda sonora; luego, bicheando por internet, vi que la recomendaban altamente y que las buenas críticas y premios abundaban, y la verdad es que no defrauda.

Resultado de imagen de your nameLa premisa es muy simple aunque ya vaticina un universo lleno de posibilidades: Mitsuha es una muchacha de pueblo y Taki es un chico de la misma edad pero de la gran ciudad. No se conocen, pero por algún extraño fenómeno intercambian sus cuerpos durante el sueño, siendo algunos días ellos mismos y otros estando en el cuerpo del contrario.  La trama se mueve entre lo cómico de la situación, el buscar una explicación y una historia de amor diferente al tener que entenderse el uno al otro de alguna forma par poder llevar la situación con normalidad. Algunos giros inesperados harán que la película no pierda el interés en ningún momento y vaya creciendo.
Es el ritmo precisamente una de las características que hacen que la película vaya creciendo en interés por saber cómo acabará la historia de estos dos personajes, muy  bien tratados, lo que provoca también que nos sintamos unidos a ellos y su destino. La fantasía no llega a entorpecer para nada lo real de lo que nos cuenta, es un aspecto más que sobrevuela la película pero que no te hace salirte de ella con excesivo toque sobrenatural.
El apartado técnico es espectacular empezando por la música como ya dije. Las animaciones y efectos son muy naturales y realistas, abundantes en detalles y perfección, lo que demuestra que no hace falta la animación por ordenador para conseguirlo.

Una historia de amor diferente, preciosa, juvenil que no tiene desperdicio. Tal vez lo "dibujos animados" no ayuden a creer esto; pero de verdad, merece la pena darle una oportunidad a la historia que se nos cuenta aquí, porque no tiene nada que envidiarle a cualquier otra película que consideremos un clásico romántico (ojo, que ésta tampoco es que se pueda meter en ese saco porque entre sus muchas cualidades está que el equilibrio consigue que no acabe siendo un pastelazo romanticón)... y por supuesto, mil veces mejor que la historia de amor de Crepúsculo.

domingo, 19 de noviembre de 2017

La farsa y los trileros I


La farsa y los trileros es una novela histórica, que tiene más de historia que de novela. Los personajes apenas son una excusa para hablar de una época de la historia de España, como es la Guerra Civil, y soltarte algunas anécdotas curiosas (aunque no sé si todas ciertas). Por un lado está bien a mi gusto porque me gusta aprender esas cosas de un libro, pero por otro, no acaba de satisfacer del todo su lectura, porque se hace cansina al vendértelo como una novela, incluso un thriller.
La historia nos cuenta la vida de Bernat, un niño que vive en Barcelona en mitad de un ambiente anarco-sindicalista en los años previos a la segunda República. Sus padres entonces deciden enviarlo a Perpignant a seguir los estudios para alejarlo de dichos ambientes, y allí precisamente se encuentra la influencia opuesta, mediante unos estudiantes de medicina fieles a la doctrina de Primo de Rivera. Bernat acaba también convencido, y gracias a sus dotes memorísticas, poco a poco va introduciéndose en la Falange y subiendo escaños mientras le van facilitando todo. Incluso trabaja de intermediario en las relaciones entre España y Alemania, con Franco y Hitler de por medio.

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También se nos introduce la historia de dos trileros, el Chato y el Peret, que después de unos problemas en Barcelona y Madrid, se van al sur a alistarse voluntariamente en la legión. No se vuelve a saber nada de ellos.

El ritmo de la novela es cambiante. Algunos episodios de la vida de Bernat se cuentan de una volada, y al final acaba ralentizando tanto que resulta lento de más, lleno de anécdotas que sobran y hacen que la cosa no avance. Algunos episodios incluso son contados varias veces de pe a pa desde distintos puntos de vista; si ya lo hemos leído una vez ¿qué necesidad de leerlo veinte páginas más adelante otra vez?
Los personajes sin profundidad ninguna. Bernat es solo una marioneta con suerte al que todo le viene de perlas, lo adoran sin sentido, le depositan una confianza inusitada y no le pasa absolutamente nada. Ni siquiera los flirteos con distintas muchachas (con las que también tiene una flor en el culo) te hacen preocuparte por su sino en el tema del amor pues da la sensación que podría estar con quien quisiese con solo chasquear los dedos. El personaje apenas interioriza ni se cuestiona sus ideales, algo que la verdad yo estaba esperando porque el libro lo pide a voces para no sentirte inmerso en una propaganda fascista (que no digo que lo sea, eh). Y los otros personajes que tienen sus capítulos propios al principio y parece que iban a compartir protagonismo con Bernat, desaparecen y no se vuelve a saber nada de ellos; y eso que el título del libro hace más alusión a ellos.
Se supone que este es el primero de una tetralogía y aparecerán más adelante, a lo mejor aportando algo más de intriga, quién sabe. Esto también hace que el libro acabe de una manera demasiado brusca, sin buscar la intriga ni el interés, sino como el que deja el libro a mitad de un capítulo sin más.

En fin, le deseo más suerte en la continuación si consigue sacarla adelante, pero no creo que cuente con mi tiempo.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Atlanta



Hacía tiempo que no me fulminaba una serie en apenas dos o tres ratos de tiempo libre delante del ordenador. Con una primera temporada de sólo diez capítulos de veinte minutos no costó mucho, pero si hubiesen sido doscientos, no habría dejado la serie por ninguna otra cosa.
Creada y dirigida por Donald Glover, al que podemos disfrutar también en Community (altamente recomendadas sus primeras temporadas), la serie es un ejemplo magnífico de comedia de autor desde la simpleza de facturación, pero con un guión magnífico, que aúna lo reivindicativo con el humor a carcajada y a veces absurdo. En cada episodio no se sabe qué te puedes encontrar, una parodia absurda al mundo de la televisión o una dura escena de violencia policial; eso sí, la crítica va a estar presente, sobre todo en el tema racial y la desigualdad. Cada uno de los capítulos deja un poso, un pensamiento que da vueltas a la cabeza porque no se queda solo en la risa fácil; busca cuestionar cosas.
Resultado de imagen de atlanta serieEl protagonista, Earl, está prácticamente arruinado y se ve obligado a vivir con su ex y su hija para tener un techo sobre su cabeza. Ve una oportunidad de oro intentando convertirse en el manager de su primo Papper Boy que es rapero, pero sus diferentes visiones del arte harán que no sea fácil. El trío protagonista lo completa Marius, el amigo inseparable de Papper Boy y el encargado de todo los trapicheos, un personaje sin desperdicio. El tratamiento de estos personajes hace sentir que los conoces en seguida, y sobre todo Earl, con el que acabas simpatizando y empatizando sin remedio.

La serie ganó el globo de oro y el emmy a mejor serie de comedia este año, y por algo será. Merece la pena y mucho. Eso sí, en versión original. No la he visto doblada pero dudo que todos los matices del estilo de habla de los personajes que aparecen no se alteren al hacer el doblaje. Aquí en España, como no, pasó inadvertida y maltratada por el horario, mientras repiten hasta la saciedad mierdones como La que se avecina. Pero qué queremos, si es fiel reflejo de la España de pandereta en la que vivimos y que realimentamos nosotros mismos.