jueves, 8 de noviembre de 2018

Verdugos de la media luna


La historia cuenta la difícil convivencia, aunque muchas veces se nos intenta demostrar lo contrario cuando, entre las culturas musulmanas, judía y cristiana en el siglo IX. Entre el respeto que se concedió por parte de los conquistadores a las otras religiones, se esconden luchas y venganzas, así como un deseo profundo de eliminarlas por completo.
Entre la gran variedad de personajes, sobre todo musulmanes y cristianos, se nos muestra un amplio abanico de mentalidades, que van desde los más puristas de su propia religión a los más abiertos de mente y menos dominados por el dogma, profetas y libros sagrados. Creo que este detalle es el más interesante de la novela, porque puede verse que no intenta alabar absolutamente una religión sobre otra, sino que ambas al final dependen de lo que sus propios creyentes o seguidores quieran creer (siempre, lógicamente, entendido desde la mentalidad religiosa de aquella época).
Todo esto, además, escrito con fluidez y con un uso del lenguaje muy bello, con gran dominio de un vocabulario culto y de elementos de la época. La documentación histórica ayuda mucho a trasladarnos a la época con facilidad y nos vemos capaces de andar entre aquellas calles y dentro de aquellos templos. El resultado es una novela que entretiene, enseña y deja un dulce gusto con su bella prosa.

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