León Barcan es un hombre que acaba de salir de la cárcel después de treinta años, y sus intentos de rehacer su vida se verán frustrados al verse implicado en complicaciones en forma de mafias, pasado familiar, venganzas... La historia se nos cuenta desde el punto de vista de tres personajes (o cuatro si queremos considerar que el prota y su alterego fuesen dos distintas), narrados todos ellos en primera persona. También se producen vaivenes en el tiempo para contar el pasado de algunos de ellos.
A mi parecer, aunque la prosa parece ligera y bien usada, con frases muy interesantes, el excesivo detallismo que hace de cada movimiento o escenario, su obsesión por explicitar detalles sin importancia, hacen que la novela se espese. Tiende a parecerse a un guión de cine, como si estuviese escrita para que el lector pueda imaginarse todo sin dejar espacio para la libre interpretación o imaginación. De hecho, en esto también influye, o es causa de ello, el abuso uso de los paréntesis. Además, en ocasiones resulta repetitivo. Tanto cambio de personaje y tiempo le obliga (porque el autor así lo decide) a repetir nombres, acciones, datos que ya se han dicho más de una vez.La historia en sí me parece llena de tópicos de gente mala tratando con gente más mala sin escrúpulos. Personajes en sí planos, sacados de películas de a ver quién la tiene más larga aquí.
Las escenas de acción si me parecen bien tratadas en cuanto al ritmo y la tensión. Sin embargo, la resolución de muchas de ellas, me parecen flojas, tirando mucho de la casualidad, dando una salida fácil a los personajes que resulta poco creíble.
A los que les guste ese tipo de ambiente y de personajes seguramente disfruten mucho con esta novela. Yo que ya tengo muchas cosas leídas y vistas, me resulta simplona en cuanta a la trama, aunque reconozco que hay un algo en el estilo del autor que denota habilidad en la escritura.
